Notas

Entre la ilusión y la razón: ¿Existe un pasaje tan definitivo del Mito al Logos?

Entre la ilusión y la razón: ¿Existe un pasaje tan definitivo del Mito al Logos?

Por Alejandra Gaudio (*).- Por un lado hemos aprendido que el Mito se nombra oralmente, que pareciera no reflejar verdades, ¿tal vez alguna tradición? También que no existen evidencias o pruebas que lo confirmen. Que su raíz etimológica indoeuropea, meudh, nos señala el origen del relato; que su evolución en tanto vocablo griego, nos indica palabra. Que el Logos va de la mano de la lógica y que subyace en él la posibilidad de demostrar-se. De todos modos, la sabiduría griega nos hace pensar, nos sigue interpelando. Para ellos el Mito no era algo intrascendente ni artificioso, el Mito daba sentido al cosmos, al mundo, a la humanidad y a sus enigmas y ¿por qué no? A la existencia del ser humano. ¿Cuánto de Logos habla en el Mito? …

Cuando nombramos Mitos de la historia, escuchamos que resuenan como relatos atemporales, sin un momento preciso, pero los utilizamos para dar un sentido a algo que en la actualidad se torna necesario en su recurrir, porque precisamente el Mito puja por permanecer. El Mito late, inquieta, molesta, persiste.

¿Si el Mito tiene ausencia de lógica, podríamos pensar que el Logos tiene ausencia de Mito? Tal vez, si fuésemos nosotros quienes utilizáramos la fantasía, podríamos esbozar algún deseo o algún desarrollo en este pasaje en el que la Historia se sigue mostrando y nos continúa revelando la naturaleza de ser y de su Ser. Habitar los medios, entre el Mito y el Logos, sería una manera de ilusionarnos con la razón y equilibrarnos con la palabra, con su relato. La Historia espiralada.

El Legein, verbo griego, Logos, en tanto enumerar, contar, recoger, nos muestra la idea de un raciocinio y de una experiencia que se nutre de pruebas prácticas, que apela a la reflexión y a la sensatez y que trata de establecer los conceptos. Como término en sí mismo y significado, Logos tiene una fuerza tan potente que pareciera derribar al Mito. La Historia nos muestra que no siempre es así y que necesariamente con detenernos un instante y recorrer paso a paso, momento a momento, reflexionar ideas, revivir derechos, avizorar ilusiones, observar sonrisas, sentir los cuerpos… la Historia se encarga de gritarnos que el Mito y el Logos siguen entrelazados y que quizás uno sin el otro solamente puedan conducirnos a laberintos de pensamientos y sensaciones desmembradas, como ese bebe que nace y que carece del Gran Otro que con su voz y su mirada, lo va integrando despacito, y de a poquito. Valiosa manera de quitarle peso a la invasión de estímulos para no producir estragos futuros.

La unión, el entre, que junta al Mito y al Logos, es que ambos son necesariamente humanos porque el ser humano razona y el ser humano imagina. Imaginamos la vida y también la muerte, aunque razonamos la muerte de los otros y no la propia. El Mito colabora con la comprensión de nuestro lugar en el universo, en el cosmos y el Logos contribuye a dilucidar los enigmas mediante la razón, la observación y la reflexión. Claro, que no siempre se puede tolerar la conclusión, de ser un pequeño punto en el universo, algo que nos hiere narcisisticamente y nos sacude con un cachetazo de realidad.

El Mito usa la fantasía (leyendas, fábulas, palabras que lindan con lo fantástico) de relato en relato y de generación en generación, el Mito intenta darle sentido al mundo. El Logos, se manifiesta en su lógica y se esgrime en puro razonamiento y solicita la reconfirmación de lo transmitido. El Mito comunica y no se cuestiona, es el resultado de una comunidad, es la pertenencia cultural de los pueblos; el Logos es una usanza individual, en constante interpelación, va transcurriendo su identidad en escenarios turbulentos, cambiantes o de inocuidad. El Mito convoca un lenguaje plagado de simbolismos para poder transmitirlo; el Logos, no. Pretende ser claro, conciso y concreto. Obviamente, al decir de Pascal, no somos ángeles o bestias, somos ángeles Y bestias.

Como sustenta Hans Gadamer en su libro Mito y razón, “el mito es portador de una verdad propia, inalcanzable para la explicación racional del mundo”. El Mito penetra allí, en esos lugares porosos, en esas fronteras difusas, allí, donde la razón no tiene lugar.

Eva Perón, Evita, la abanderada de los humildes, la justiciera, la mujer entramada en luces y sombras, la nombrada por todo el mundo, la que cambió la Historia, la que reivindicó la negritud, la que pudo decirle a la oligarquía “que olor a bosta”. Ella, el Mito que aún hoy persiste y molesta, que se busca en cada necesidad, que se encuentra en cada derecho, que se necesita en las soledades, al que se llega buscando esperanzas, que se defiende porque a Ella la violentaron. Este Mito, cultura de los pueblos, es un gran ejemplo al que el Logos no puede penetrar. Está allí. Sigue estando.


(*) Licenciada en Psicología y Psicóloga Social. Colaboradora de prensa.

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julio 25th, 2023

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